MEDITACION EN SOLSTICIO DE INVIERNO
Es un instante en el cual oscuridad y luz se alcanzan en extremo. En el invierno pareciera ser que la vida se encierra bajo la tierra dentro de un laboratorio húmedo y frío. La vida, las flores, los frutos se retiran de la superficie. No se ve crecimiento. Lla vida se concentra sobre si. Los árboles miran al cielo sin hojas. Ya no está la savia que alimentaba sus ramas. Se ha retirado a lo profundo de si mismo. Pareciera que la Tierra ingresa en un estado meditativo, minimizando al mínimo sus funciones creadoras. Quiere agrupar sus energías.
¿Serán así los agujeros negros del espacio? Especies de inviernos cósmicos donde la materia se retira para descansar. Oscuros como la tierra húmeda y fría donde se encierran las semillas podridas. Toda la paja del trigo y sus granos es reducida a casi nada de volumen. Así dicen que son los agujeros negros. Materia hiper concentrada.
Bueno, en algunos lugares del sistema solar debe provocarse puntos de retiro de las energías donde estas recuperarán fuerzas para volver a renacer en las primaveras del sistema solar. Y así más allá imagino que las galaxias deben pasar por períodos de oscuración donde la materia disminuye su actividad visible aparentemente.
Tal cual nuestro necesario sueño nocturno donde descansamos de ciertas funciones físicas, pero nuestro cuerpo mecánicamente sigue funcionando plenamente.
Entonces pienso que si esta muerte y esa vida son tan constantes en nuestra existencia, debieran ser nuestras amigas, porque vivimos en ellas. Se dice que lo que es día para el sabio es de noche para el ignorante y que lo que es noche para el sabio es de día para el ignorante. Esto es así porque lo que a uno atrae, el otro se muestra indiferente, y viceversa. Me pregunto si el sabio no lo será precisamente porque sabe actuar en ambas con conciencia vigilante, plenamente consciente. Es decir, que es capaz de dominar en alguna forma la vida y la muerte.
La sabiduría sería saber morir para los ojos del mundo, pero seguir profundamente activos en el interior
Celebrando el solsticio de invierno un amigo nos hizo pensar en que ingresábamos a una caverna oscura, como el invierno. Y nos preguntó después que miedos o aprehensiones tuvimos que enfrentar para entrar, y que dejamos de nuestro pasado para ingresar y salir después a la luz. Lo extraño es que yo me sentí acogido por la tierra, acunado, recibido como si estuviese en el vientre de mi madre. La oscuridad y la humedad de la caverna no me asustaba. Me contenía. Además sentí que un rayo luminoso me comunicaba constantemente con mi padre celestial, atravesando las paredes de la caverna. Es decir, aunque estaba en el medio de la oscuridad de la tierra, sentía ese hilo de luz poderoso irrompible ligado a mi ser. El sol no nacido, en ciernes, pero siempre presente. Así parece ser la comprensión de los agujeros negros. Dicen que se tragan hasta la luz. Yo pensaría que contienen la luz, pero una luz espiritual, la del sol no nacido, como la he sentido en llamar.
Pienso que todos somos acogidos por la Tierra, y que debemos aprender a regresar al núcleo de la tierra oscura para encontrar la luz que ella contiene. ¿Será una forma de comprensión de la sabiduría? Descubrir la luz del espíritu aún en la más total oscuridad. No tener temor, sentirse firmemente unido al cosmos. Creo que es pequeño trozo de sabiduría que me ha regalado este solsticio de invierno.
Antes de encontrarse para celebrar este solsticio con mi amigo y otras personas, había saludado durante el día al Solsticio en el parque, rodeado de grandes árboles. Allí imaginaba que cuando hay un solsticio de invierno, se genera una especie de agujero de gusano hacia el cosmos, donde se da la oportunidad de viajar hacia las profundidades de la conciencia, porque es un instante bisagra, un instante de unión entre la luz y la oscuridad. Es un estado intermedio de transición. Es un momento especial para comprender la unidad de los opuestos. Es como un pasaje, un túnel a través del tiempo. Es un instante en que la oscuridad es más larga que nunca, porque vivimos la noche más larga del año, pero al instante de consumado aquello, empiezan a hacerse más largos los dias. Claro que para el observador común seguirán los días fríos y oscuros del invierno, sin percatarse de que la luz empieza su camino de retorno. Pero de manera sutil. Estas horas o días de transición en que los extremos se van acercando, por un atracción imposible de resistir, en que la vida y la muerte, en que la oscuridad y la luz, se acercan, es un estado que los pueblos antiguos veneraban y celebrabran religiosamente. Los astronónomos y pensadores también estaban atentos a estos momentos. ¿ Por qué ? Tal vez porque en un mundo de opuestos, podían sentir por un rato la unidad, la confraternidad, el encuentro entre los diferentes. Un instante en que la naturaleza hace el amor de manera sutil, energéticamente, de manera espiritual, porque en la tierra física nada de creación aparece.
Ese instante de conmmoción total es el que se siente en el invierno, en que no hay dualidad por un instante o comprendemos que danzan armónicamente. Es un momentum de traspaso de conciencia hacia lo eterno y atemporal.
Creo que algo más he comprendido, como se tocan los opuestos en este solsticio de invierno,
¿ESTAMOS CAMBIANDO LA ARMONIA COSMICA?
Ah, pero también me asalta la duda, que no desarrollaré en este ocasión de celebración, pero es que el ser humano con su intervención sobre la Tierra, está cambiando el clima sobre el planeta. ¿cómo afectará esto a la naturaleza y al sistema solar? Porque el corazón rítmico del sol que hace palpitar a su ritmo a todos los planetas, marca el paso de la armonía. Y así siguiendo el ritmo del sol y del planeta, los astrónomos y astrológos de todos los tiempos han podido predecir las estaciones del año con sus solsticios y equinoccios. Pero al cambiar el clina, estamos desalineando la naturaleza y sus especies incluida la humanidad, del pulso magnético donde el sistema solar cambia la vibración desde invierno a verano, y viceversa. Acaso ¿ no estaremos provocando un grave desajuste en la capacidad de la Tierra para regenerarse a si misma? ¿Acaso no estaremos desequilibrando el fluir de la vida más allá de la Tierra en el eter solar y en otros planetas, porque al igual que en una danza, el tropezón de un bailarín, afecta toda la danza cósmica? Son preguntas, que me llaman a meditar. Porque al cambiar el clima de la tierra producto del calentamiento global, cuando la Tierra gire de acuerdo a su ritmo milenario y el sol envíe su pulso de cambio vibracional para reordenar el plan de las especies para una nueva etapa de vida, ahora las especies no van a estar alineadas con ese marcha. ¿Cómo solucionaremos ese desajuste?
Pero hoy es un día de equilibrio, de reflexión. Más que nunca es necesaria la meditación de millones de seres humanos en los solsticios y equinoccios para ayudar a compensar el cambio de las estaciones que estamos realizando. El ser humano tiene la capacidad de influenciar la vida en la Tierra con la meditación y el pensamiento. Por esta razón ninguna alta civilización y cultura del pasado pasó por alto estas fechas. Para el el hombre comùn era un día de Fiesta. Para nosotros seres humanos del siglo XXI, es una necesidad de supervivencia colectiva, intentar ayudar a la naturaleza a mantener la alineación con el ritmo solar. Que los Otoños parezcan otoños; que los inviernos sean fríos y húmedos; que las Primaveras sean plenas de flores, y que las plantas no florezcan antes de tiempo; que el verano sea tiempo de cosecha. Que haya armonía en los ciclos.
El pensamiento del ser humano en los días previos, posteriores y durante los solsticios y equinoccios tienen un alto valor como servicio al planeta, al sistema solar, a la humanidad y a Dios. En especial durante el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, porque es el período en que la vida está como en el óvulo de la mujer, contenida, guardada, reservada. Todavía no ha sido fecundada por la luz solar. Si la naturaleza está siendo afectada por la vida humana, puede "ovular" cuando no está en condiciones de ser fecundada por la luz solar. Ese es el temor de los sabios. Que se genere esta desalineación entre las energías de la tierra y la matriz terrestre. Por lo tanto, nuestras cosechas no serán lo que deban ser, ni nuestras especies de la naturaleza se reproducirán en la abundancia debida. A mi modesto entender, esta desalineación es crítica en el Solsticio de invierno, más que en ninguna otra estación, porque primavera y verano son fundamentamente una consecuencia de la recepción de la levadura celeste en el invierno que hará la fermentación para la multiplicación posterior de la vida. No habrá suficiente pan en nuestra mesa, si no cuidamos la levadura que se recibe en el invierno.
Entonces, es vital para la humanidad y las especies de la naturaleza y para la danza cósmica - que apenas entendemos por ser tan antropocéntricos -, que muchos millones de seres humanos meditemos en estas jornadas anteriores, durante y despues del solsticio de invierno, para ayudar a mantener el eje de las cosas en su armónico lugar. Es el trabajo silencioso a que nos llama el inverno para servir al universo. Mientras una parte de nosotros mismos con nuestras actividades humanas empuja el eje de las cosas fuera de su armónico lugar, otra parte más sabia de nosotros mismos, debe ayudar a mantener el equilibrio. Ese es el poder de la meditación, de la imaginación creadora y de la oración.
EL ABRAZO Y LA FUSION ESPIRITUAL DE NUESTRA DUALIDAD
No deberíamos perdernos estos instantes únicos que nos regala el cosmos, para sentir como se abrazan las dualidades del espacio. Tal vez, así logremos unirnos más con la realidad Una que está tras cada dualidad. A lo mejor, descubrir que la vida y la muerte son inseparables como el Yang y el Ying, sea el camino para vivir en el Tao, en la sabiduría trascendente del ser.
Y pensar que morimos y nacemos todos los días. En cada amanecer y en cada atardecer tenemos un pequeño “equinoccio” y un “solsticio” en la mitad de la noche y del día, donde se nos ofrece una oportunidad constantemente para acercarnos a la unidad. Porque por un instante los opuestos se tocan en máxima tensión, donde uno se transforma en el otro. Ese instante es como un puente mágico para comprender lo que está en el medio y más allá de ambos opuestos porque los une.
Aprender a revivir diariamente, aprender a morir diariamente, es tal vez un ejercicio de conciencia necesario para descubrir en nosotros la unidad del ser, sin necesidad de esperar 2 solsticios y 2 equinoccios anuales para comprender la unidad y simultaneidad del espíritu y la materia.
No es fácil de hacer. Pero lo escribo para recordar que es posible hacerlo. Está al alcance de cada ser humano en forma diaria. Es totalmente democrático porque depende sólo de nuestra capacidad vivir en la conciencia estas reflexiones, que nadie ni poder alguno puede controlar. Es la liberación interior de la que hablan los místicos.
El hombre moderno necesita vivir con Sabiduría para equilibrar la naturaleza y la civilización, que su mismo hombre moderno, pero sin sabiduría, ha desajustado. Hemos sido causantes del problema, también somos parte de la solución.
Así como el hombre moderno del siglo XX tuvo por misión conquistar la Tierra, dominarla, apresarla y transformarla en recursos productivos, así también cualesquiera que desee ser un hombre moderno en el siglo XXI, debe ser proactivo para vivir en armonía con la naturaleza. Pero como ya hemos sacado a ésta de su centro en relación a su eje solar que le da el pulso rítmico para mantener su armonía, entonces debemos ser verdaderos sanadores de la Tierra. No es suficiente con irse a alejado a lugar para vivir en paz, porque el desequilibrio que hemos creado, abarca todo el planeta. Por lo tanto, debemos meditar para el TODO, para el CONJUNTO, para toda la Tierra y para todo la Humanidad.
Debemos apreder que EL TODO ES MAS QUE LA SUMA DE LAS PARTES. Ese es el camino de la Sabiduría. Los hombres-niños con mentalidad del siglo XX tiraron todas las piezas del puzle por todas partes. El hombre más sabio del siglo XXI debe aprender a reunir las piezas en su lugar para admirar la belleza y sabiduría de la Tierra.
Pero es también la libertad del sabio, que le encuentra el sentido a su vida cotidiana. Ese es el camino. Ese es el Sendero de la Sabiduría que nos recuerda este Solsticio de Invierno. La cosecha oculta del Ser, siempre ocurre antes que los frutos de su iluminación y de su creatividad, que son para los demás. Por eso se asocia en tratados antiguos que el invierno es la estación del año de los Sabios. Aprendamos a encontrarle ese sentido a los proximos 3 meses durante Cancer, Leo y Virgo.
Meditemos, oremos, usemos la imaginación creadora cada día, porque para los seres sabios la vida se recrea cotidianamente, pero hagamoslo por el CONJUNTO, por todos los seres, porque esa meditación es sabia y espiritual.
FELIZ INVIERNO EN LA SABIDURIA PARA TODOS.
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Junio 22, 2009